“Yahvè es Manantial de Agua Viva”
(Jr 17,13)
Cada mañana el Sr. Nos abre el oído para que escuchemos su palabra como lo hacen sus discípulos. (Is 50, 1-2) ¡Qué grande es escuchar su voz! Dice el salmista: “escuchemos la voz del Sr. Para que entremos en su descanso”. Es un día para entrar en el descanso de Dios. Descansa nuestro corazón cuando la escuchamos la voz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo que nos dicen “No temas pequeño rebaño que al Padre del cielo le agradó darles el Reino”. Ciertamente nos experimentamos pequeños, pero al Padre del Cielo le pareció bien darse a nosotros como FUENTE. ¡Tenemos una fuente!
En la Escuela de la Palabra nos decían que la Trinidad no solo nos habita sino que es fuente de comunión, es la Fraternidad Fontal. ¿Qué significa? Que en todos lo retos y desafíos que podamos experimentar en el día a día tienen una respuesta, podemos afrontarlos porque la Trinidad ha querido responder brindándose como el Manantial inagotable de amor infinito.
Este Amor Puro, ha hecho posible que como Moisés nos encontremos sin más ni más ante la Trinidad como la Zarza ardiente que no se consume (Ex 3,7ss). Escuchemos que nos llama por nuestro nombre: Moisés, Moisés, contempla mi total donación a tu vida, asómbrate, no haz hecho nada para que nosotros nos demos a ti. Necesitas saber en qué consiste este más puro amor, cuando nos ponemos a tu servicio, a tu disponibilidad. En nosotros te mueves, existes y eres. Estás de cara a nosotros, no hay más, no hay nadie, somos la TRINIDAD sirviéndote de tal manera que para ti nada es imposible porque nos tienes a nosotros, cuantas con nosotros. Estás ante el Amor que es Unidad y Diversidad, Fuente de Comunión. No haz hecho nada para encontrar tu vida situada en el terreno sagrado del Amor Trinitario, Manantial de Agua Viva. Por eso descálzate, sácate las sandalias, pues somos tu terreno sagrado.
Nos invita la Trinidad a sacarnos los esquemas que tenemos de ellos, las ideas hechas, lo conocido hasta ahora por más bueno que sea, porque la Trinidad en nosotros y nosotros en la Trinidad es más, es FUENTE DE AMOR INAGOTABLE, NO SE CONSUME.
Moisés, Moisés, estás tan cerca de la FUENTE, es tu lugar, pero necesitas optar por vivir de esta fuente, de acoger la Fuente de dialogo, relación, entrega, confianza, libertad, donación y comunión, que se te ofrece. Si vives con pesimismo, conformismo, cargando la vida, el seguimiento, quejándote o derrotado sin esperar nada es porque estás fuera, aún no haz entrado, sácate las sandalias, pregúntale cuales son tus sandalias; como dice el salmista: “…Y sacarás aguas con gozo de las fuentes de la salvación”. Somos tu salvación, despende de donde te quedes, donde te vivas. Si alguno escucha mi voz y me abre, y se fía de nosotros…..¿Todo lo que puede ocurrir en tí!, es incalculable. Dice San Pablo, Dios tiene poder de realizar más allá de lo que podamos pensar o imaginar.
La pedagogía de la Trinidad para que no nos quedemos fuera de Ellos es como al Profeta Ezequiel (Ez 47 1,ss) es llevarnos a la entrada del templo donde veamos que brota agua y que esa agua corre de debajo del altar. Contemplar de donde procede todo. Dice San Pablo: Doblo mis rodillas ante el Padre de quien procede todo en el cielo y en la tierra. Mira de donde procede tu vida, tu oración, tus relaciones fraternas, tus esfuerzos, tus sentimientos buenos, la sintonía con nosotros, con los demás. Es un regalo ser testigos de que cuando sintonizamos con la Trinidad, también podemos sintonizar con los demás, captamos lo que profundamente nos dicen y ahí experimentamos que comulgamos, porque hay una conexión de mente, corazón y voluntad.
Este manantial no es abstracto, no es pasivo, son personas que están en un dinamismo de amor, por eso es concreto. Al profeta Ezequiel el sr, le hizo salir y dar la vuelta hacia fuera para contemplar en él y en los demás que las aguas corren del costado derecho y ese costado derecho es el costado abierto de Cristo, siempre abierto, no se ha agotado para nosotros, es el amor entregado. Este manantial es el sello, la garantía de que de él procede todo. Y que lo que procede de allí es una creación nueva. Algo nuevo está surgiendo ¿No lo notas? Mira tu vida, la vida de los que te rodean, algo nuevo está surgiendo: escucha, relación, convivencia, dialogo, confianza, etc. Salir y asombrarnos de que procede de Dios, para no banalizarlo o apropiarnos lo que va surgiendo. Salir con el cordel de la Palabra que verifica la acción del Espíritu Santo quien va haciendo posible que el torrente de su amor en nosotros vaya en creciente. Cada actuación de la Trinidad en nosotros va obrando maravillas: va saneando nuestro interior, nuestros oídos, nuestra vista, sensibilidad para ser más auténticos ante la Trinidad y ante los hermanos, pero también nos capacita para ser ,mas fraternos.
Poder contemplar en nuestras vidas ordinarias el milagro que va realizando la Trinidad a ser esa fuente que se dona y que hace posible que todo surja la vida, que nada es perdido si vivimos todo en Dios.
Cada mañana el Sr. Nos abre el oído para que escuchemos su palabra como lo hacen sus discípulos. (Is 50, 1-2) ¡Qué grande es escuchar su voz! Dice el salmista: “escuchemos la voz del Sr. Para que entremos en su descanso”. Es un día para entrar en el descanso de Dios. Descansa nuestro corazón cuando la escuchamos la voz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo que nos dicen “No temas pequeño rebaño que al Padre del cielo le agradó darles el Reino”. Ciertamente nos experimentamos pequeños, pero al Padre del Cielo le pareció bien darse a nosotros como FUENTE. ¡Tenemos una fuente!
En la Escuela de la Palabra nos decían que la Trinidad no solo nos habita sino que es fuente de comunión, es la Fraternidad Fontal. ¿Qué significa? Que en todos lo retos y desafíos que podamos experimentar en el día a día tienen una respuesta, podemos afrontarlos porque la Trinidad ha querido responder brindándose como el Manantial inagotable de amor infinito.
Este Amor Puro, ha hecho posible que como Moisés nos encontremos sin más ni más ante la Trinidad como la Zarza ardiente que no se consume (Ex 3,7ss). Escuchemos que nos llama por nuestro nombre: Moisés, Moisés, contempla mi total donación a tu vida, asómbrate, no haz hecho nada para que nosotros nos demos a ti. Necesitas saber en qué consiste este más puro amor, cuando nos ponemos a tu servicio, a tu disponibilidad. En nosotros te mueves, existes y eres. Estás de cara a nosotros, no hay más, no hay nadie, somos la TRINIDAD sirviéndote de tal manera que para ti nada es imposible porque nos tienes a nosotros, cuantas con nosotros. Estás ante el Amor que es Unidad y Diversidad, Fuente de Comunión. No haz hecho nada para encontrar tu vida situada en el terreno sagrado del Amor Trinitario, Manantial de Agua Viva. Por eso descálzate, sácate las sandalias, pues somos tu terreno sagrado.
Nos invita la Trinidad a sacarnos los esquemas que tenemos de ellos, las ideas hechas, lo conocido hasta ahora por más bueno que sea, porque la Trinidad en nosotros y nosotros en la Trinidad es más, es FUENTE DE AMOR INAGOTABLE, NO SE CONSUME.
Moisés, Moisés, estás tan cerca de la FUENTE, es tu lugar, pero necesitas optar por vivir de esta fuente, de acoger la Fuente de dialogo, relación, entrega, confianza, libertad, donación y comunión, que se te ofrece. Si vives con pesimismo, conformismo, cargando la vida, el seguimiento, quejándote o derrotado sin esperar nada es porque estás fuera, aún no haz entrado, sácate las sandalias, pregúntale cuales son tus sandalias; como dice el salmista: “…Y sacarás aguas con gozo de las fuentes de la salvación”. Somos tu salvación, despende de donde te quedes, donde te vivas. Si alguno escucha mi voz y me abre, y se fía de nosotros…..¿Todo lo que puede ocurrir en tí!, es incalculable. Dice San Pablo, Dios tiene poder de realizar más allá de lo que podamos pensar o imaginar.
La pedagogía de la Trinidad para que no nos quedemos fuera de Ellos es como al Profeta Ezequiel (Ez 47 1,ss) es llevarnos a la entrada del templo donde veamos que brota agua y que esa agua corre de debajo del altar. Contemplar de donde procede todo. Dice San Pablo: Doblo mis rodillas ante el Padre de quien procede todo en el cielo y en la tierra. Mira de donde procede tu vida, tu oración, tus relaciones fraternas, tus esfuerzos, tus sentimientos buenos, la sintonía con nosotros, con los demás. Es un regalo ser testigos de que cuando sintonizamos con la Trinidad, también podemos sintonizar con los demás, captamos lo que profundamente nos dicen y ahí experimentamos que comulgamos, porque hay una conexión de mente, corazón y voluntad.
Este manantial no es abstracto, no es pasivo, son personas que están en un dinamismo de amor, por eso es concreto. Al profeta Ezequiel el sr, le hizo salir y dar la vuelta hacia fuera para contemplar en él y en los demás que las aguas corren del costado derecho y ese costado derecho es el costado abierto de Cristo, siempre abierto, no se ha agotado para nosotros, es el amor entregado. Este manantial es el sello, la garantía de que de él procede todo. Y que lo que procede de allí es una creación nueva. Algo nuevo está surgiendo ¿No lo notas? Mira tu vida, la vida de los que te rodean, algo nuevo está surgiendo: escucha, relación, convivencia, dialogo, confianza, etc. Salir y asombrarnos de que procede de Dios, para no banalizarlo o apropiarnos lo que va surgiendo. Salir con el cordel de la Palabra que verifica la acción del Espíritu Santo quien va haciendo posible que el torrente de su amor en nosotros vaya en creciente. Cada actuación de la Trinidad en nosotros va obrando maravillas: va saneando nuestro interior, nuestros oídos, nuestra vista, sensibilidad para ser más auténticos ante la Trinidad y ante los hermanos, pero también nos capacita para ser ,mas fraternos.
Poder contemplar en nuestras vidas ordinarias el milagro que va realizando la Trinidad a ser esa fuente que se dona y que hace posible que todo surja la vida, que nada es perdido si vivimos todo en Dios.
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