Enseñar a orar es un deber que me incumbe.



Querido Padre gracias por tu invitación a orar a  entrar a mi pieza y cerrar la puerta, y poder allí abrirte mi corazón, para que Tú lo llenes con tu Amor, para poder recibir todo lo que vienes a enseñarme esta mañana.  
“El mensaje que recibí se lo he entregado y ellos lo han recibido, y reconocen de verdad que yo he salido de ti y creen que tú me has enviado.” Jn 17,6

Qué bueno es estar contigo, porque llenas mi corazón de Palabra, haces de mi vida un mensaje y también me haces mensajera de Vida eterna, una carta viva escrita por ti para mis hermanos,  porque conocerte a ti Dios mío, es conocer y dar a conocer la Vida que todos mis hermanos están buscando y necesitan conocer.
El mensaje que recibí se los he entregado, ahora Padre, ellos están encontrando que vienen de ti, que su vida procede de ti, están felices porque te están conociendo, se están encontrando con que son muy amados por ti  Padre  y reconocen que Jesús,  tu Hijo Amado, ha venido a salvarlos, te hablo Padre de ellos a los que me has enviado, que son tuyos y me los has dado, gracias Padre porque tu Gracia me acompaña, porque no me dejas sola, todo es obra tuya.

¡Predicar para mí no es un motivo de gloria, es un deber que me incumbe!,  Pues ¿cómo podría alardear de que anuncio el Evangelio? Estoy obligado a hacerlo, y ¡pobre de mí si no proclamo el Evangelio! 1 Cor 9,16

No puedo callarme ni evadir mi responsabilidad al ver tantos ambientes muertos, ver pasar a tanta gente indiferente al lado de sus hermanos, a  tantos que los desprecian,  que ya no quieren apostar por ellos,  no puedo dejar de dar tu mensaje a mis hermanos a los que sus pastores los han abandonado y se encuentran solos,  tratando de ser fieles a tu llamado y reclaman “enséñanos a orar, quédate con nosotros”.
 No puedo guardar aquello que me has dado, necesito darles el Amor  que yo he recibido, que se encuentren que son amados, y  haciéndolo de esta manera  voy viendo en ellos despertar  el deseo de orar, de conocer a Quien les ama y ha dado su vida para que ellos vivan. El decirles que Tu les amas, que te importan que quieres que vuelvan a tu lado, despierta todo ese amor  por ti que tienen dormido, y provoca el deseo de volver como hijo prodigo. Luc 15,11

De Jesús aprendemos a predicar.  Así como Tú les enseñaste primero a conocer al Padre y como los amaba,  ellos solos te pidieron “enséñanos a orar”,  para dialogar personalmente cara a cara,  de Tú a tú con quien tanto les amaba,  así Jesús siguiendo tus pasos encontramos que solo se necesita  estar contigo y mirar lo que haces, como lo haces, que dices, donde vas, como vives para ir y enseñar también a orar, acercándoles a tu corazón.

¡Ay de mi si no predicara!, ¡ay de mi si me callo por vergüenza, o porque busco pretexto para no predicar! , O porque me desanimo fácilmente ante el rechazo, el fracaso,  la ausencia, la falta de respuesta! .

“La actitud de Jesús con sus elegidos para anunciar la Buena Nueva es de una exclusividad y radicalidad extremas. No acepta condiciones de ninguna clase, ni excusas o razones las más justificadas. Ni siquiera una simple demora para cumplir con los deberes más sagrados o amores más entrañables”…. Lc 9, 57-62 Jaime Bonet.

Padre guárdalos en tu Nombre, a todos que han escuchado tu Palabra, por nosotras,  líbralos del maligno que viene a arrebatarles,  a robar lo que les hemos dado, te pido con las palabras de Jesús:
No ruego sólo por éstos, sino también por todos aquellos que creerán en mí por su palabra. Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Jn 17 20-22

Madre  nuestra,  guía nuestros pasos, para orar y salir con toda fidelidad  llevando el Mensaje  que da a conocer una Vida nueva  y   grande, a nuestros hermanos.

Dios nos bendiga.
Nila

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