Dios te envía como hijo, al mundo.



Salmo 2,7-8; Jn 20,21


“Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy, pídeme y te daré en herencia las naciones, en propiedad los confines de la tierra”. Salmo 2,7-8

Ayer nos decía Patty que tenemos sed de una vida abundante, y  esa sed es porque somos herederos de una Vida Abundante,  que reclama atención, es por eso, la inquietud, la desazón, la sed.
El Señor esta esperándonos para darnos la Herencia, la Gracia para vivir en el mundo como sus hijos, con todos sus dones, disfrutarlos. Tenemos una herencia por estrenar, es una riqueza espiritual que lleva al descanso, que lleva a vivir en paz en medio de lo complejo de este mundo….esa herencia es la que busca nuestro corazón, vivir todo lo que significa ser hijo de Dios, ¿nos hemos puesto a pensar largamente en lo que significa para mi vida ser hija (o) de Dios?

Al meditarlo en la mañana, iba descubriendo que por no saberlo, durante casi toda mi vida   había vivido con un hueco existencial, con muchas carencias, que había un espacio en mí sin llenar que reclamaba siempre Algo más.

En la riqueza del encuentro con el Señor en la oración, El va descubriendo esas carencias más intimas, que se revelan como rebeldía, baja autoestima, agresividad, en general conductas no asertivas en las relaciones familiares y sociales.

El Señor me iba descubriendo la carencia de Vida abundante que había tenido por no conocer mi Herencia. Recuerdo que de  niña tenía una hermana mayor de quien le heredaba las ropas, juguetes, etc,

El Señor me hacía ver a través de ese simple hecho que siempre había esperando las cosas de segunda mano, y muchas veces en mi vida de joven y adulta, me había visto así, conformándome con sobras, dándole a otros lo mejor, y escogiendo para mí lo menos, teniendo reacciones siempre de “humildad” (como el mundo lo entiende), yo lo vivía tranquila, como normal pero siempre con la insatisfacción y la búsqueda de que me den algo. (En el fondo era la búsqueda de cariño)

Pero esta mañana en la oración, al escuchar la Voz del señor que me declaraba y  por boca del salmista me daba el decreto Divino:

Tu eres mi hija, no te contentes con cosas de segunda mano, tu eres heredera de naciones, eres propietaria de todo porque TODO LO MIO ES TUYO, HIJA. (Luc 15,31)

Qué bonito era descubrir una vez más mi identidad de bautizada, tener esa dignidad tan grande, tener por ella El MEJOR VESTIDO, EL ANILLO DEL PADRE, con su sello, y calzado para mis pies. (Luc, 15,22)

Qué bonito encontrar que igual como yo muchos vamos a “casas de segunda mano”, buscando lo que le sobra a los demás, que inclusive hay mujeres que se contentan con ser las “capillas pudiendo ser “las catedrales”, como, por ignorar que somos hijas del Rey vivimos en la mediocridad, en el conformismo.

El Padre nos ha engendrado, procedemos de Dios, somos de Linaje real, ¿porqué conformarnos con una vida pobre?. Tomemos posesión del Reino que está deparado para nosotros desde el Principio. No hay que hacer ningún tramite, solo encontrarnos de corazón a corazón con el Padre que nos ama, con Jesús que ha dado su vida en la cruz para que nosotros recuperemos la herencia, con el Espíritu Santo que nos lleva a la Verdad, con  María que nos acompaña para regresar a casa y que nunca nos suelta de la mano hasta que demos con la riqueza de vivirnos como herederos, escogiendo siempre la mejor parte, buscando en todo hacer su voluntad como ella, porque es lo mejor para nosotros y los demás.

Gracias señor por la Vida abundante, por la gracia que me has reservado, gracias Señor porque me buscas y no descansas hasta hacerme saber a qué estoy destinada porque el saberlo me da luz para vivir en estado de  hija enviada con una misión.

“Como el Padre me envió así yo los envío”. Jn 20,21

Que herencia tan perfecta Señor: Estoy destinada a vivir como Jesús, enviada como El, a vivir unida a Él, que me enseña el oficio perfecto, el más grande, el más digno: ser sacerdote,  profeta y rey, tomar posesión de lo que el Padre ha reservado para mí

Sentirme enviada como tú,  Jesús igual que Tú, me colma, me llena todo el corazón, el ser hija de Dios me hace ser también enviada, que herencia más grande que no la cambiaría ni por todo el oro del mundo, por nada ni por nadie.

Qué grande es encontrar que el Padre no quiere menos para mí, y Tu también, quieres que mi vida sea para darle tu Vida a mis hermanos, ¡esta es una vida abundante, la que tiene hasta para dar!…ser enviada a hacer resplandecer la novedad y fuerza del Evangelio por todos los confines de la tierra, por todas las naciones, me envías a anunciarte a través de mi vida; que  en medio de la desesperanza y de las contradicciones del mundo pueda expresar donde tengo y en Quien tengo puesta mi esperanza.
 ¡Gracias Señor! por hacerme volver esta mañana a mis Raíces, a mi origen, a invitarme a vivir como bautizada como heredera, esa herencia que ya la puedo disfrutar desde ahora que estuvo esperando siempre para poseerla, eso era lo que mi corazón buscaba, mi carencias ya no me asustan, han perdido su fuerza y su sentido porque esa sed ya sé donde saciarla ir a la Fuente de mi Bautismo y refréscame el Manantial de Vida y Amor, cuanta Gracia Señor me reservas cada día. Jer 31,3

Gracias porque como tu hija ya sé lo que tengo que hacer, el sentirme enviada me da la capacidad para discernir que tengo que escoger en el día a día, en todas mis actividades,  la luz de mi bautismo dirige todos mis pasos, se donde tengo que ir cuando se me presentan situaciones en las que tengo que decidir, sé que tengo hermanos que también son tus hijos, herederos.
El ser enviados como Jesús y con Jesús  nos  lleva a buscar a los otros hermanos para darles a conocer su identidad, para que busquen el tesoro que les está reservado y que aun no han descubierto para que no vivan como mendigos, conformándose con migajas teniéndolo todo.

Gracias Padre por darme la identidad de hija tuya, y una misión que me llena el corazón, me lo llena todo, es la Buena Nueva que tengo que dar a todos los pueblos y naciones, a todas las personas, que herencia tan grande tengo para llevarles a todos.

Dios nos bendiga.

nila


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