Pautas Jueves
Es un deber predicar la Palabra a los cristianos
1 Corintios 9,15-23
A mí que, como Pablo, no soy demasiado de fiar -pecador, blasfemo, perseguidor...- me ha tratado con misericordia. Ha volcado en mí su generosidad, y me ha llenado de fe y de amor. Así, del mismo modo que Él me trata a mí, puedo yo tratar a mis hermanos.
¿Me doy cuenta de lo que tú intentas, Señor, y me pongo en camino? ¿Disfruto por lo que haces y te lo agradezco?
El Señor me ha llamado a dar la Palabra para que le sigan, que le reproduzcan, en su vida y en su misión de dar Vida a otros.
Los que me confía no es que sean ya amigos de Dios y que tengan una vida limpia. Más bien son personas que están en situaciones muy duras, que internamente les rompen. Lo que se me pide es que les ayude a salir de esa situación de esclavitud, a un espacio abierto, de libertad y de vida, a un terreno de reconciliación y de amistad con Dios (1Co 6,9-11). No se trata de ahorrarles la conflictividad de la vida sino ayudar a que, en medio de esa conflictividad, vivan con el Espíritu de Dios (Jn 17,15).
El quiere que acompañe a las personas a ese proceso de transformación para que, en lugar de vivir a los criterios del mundo, renueven su mente según la forma de pensar de Dios (Rm 12,1-33; Is 55,8-9). Y que lleguen a sentir según siente Cristo (Fp 2,3-5; Mc 6,34) para que puedan vivir como El.
Ayudarles a hacer ese camino me supone cuidar mucho una vida de escucha a Dios, no sólo durante el tiempo de la oración, sino a lo largo de todo el día. Necesito una vida vivida a profundidad, en la convivencia a solas con Él, en lo más hondo de mí mismo, ahí donde escucho y obedezco a su voz, para ayudar a mis hermanos a vivir también así.
Jesús es el maestro que obra desde la humildad, presentándose pobre para enriquecernos (2Co 8,9). Viviendo en la continua búsqueda de que el discípulo entienda, y viva su misma misión "¿Comprenden lo que he hecho con ustedes? Les he dado ejemplo para que también ustedes hagan lo que yo he hecho con ustedes" (Jn 13,12-15).
Jesús ama desde un amor que no es aparatoso sino discreto, y que, en lo sencillo, permite al hermano crecer y hacer camino: "El que crea hará mis obras y hará mayores aún" (Jn 14,12).
Amar a Jesús es seguirle sus pasos, en su misión esa es la voluntad del Padre.
Por su gran amor de Padre quiere que todos los hijos vuelvan al hogar que Él conformó y nosotros tendríamos que estar enamoradísimos de Jesús como Pablo, para decir ay de mi si no predico el amor que estoy recibiendo.
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