“EL AMOR ES EL CLIMA VITAL DEL REINO”
Este día de oración lo podemos empezar como el Salmista (Sal 139) Sr. Tú me sondeas y me conoces, conoces cuando me siento y me levanto, de lejos penetras mis pensamientos, conduces mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.
¿A dónde puedo ir lejos de ti? Si cuando subo a la inmensidad y cuando entro en lo pequeño estás ahí. Señor yo te doy gracias por tus maravillas, porque todas mis sendas te son familiares.
¿Por qué podemos empezar reconociendo que el Señor nos sondea, nos conoce y experimentar que todas nuestras sendas le son familiares? Porque la Palabra que el Señor nos dirige nos sondea y por eso el Sr. Nos habla al corazón y nos da respuestas profundas más allá de lo que nos podemos imaginar.
Estas palabras de Dios son el gozo y la alegría de nuestro corazón, son las que nuestro corazón al escucharlas las devora, porque las necesitamos, porque son las que nuestro afecto recibe ávidamente, sin ellas no tenemos nada: ni gozamos en la vida, ni nos alegra nada. Por eso Pedro decía a Jesús: Señor ¿A quién iremos si solo tú tienes palabras de Vida Eterna, palabras que no pasan? Cielo y tierra pasarán, pero tus Palabras no pasarán.
Estamos en la fiesta de Cristo Rey del Universo, una fiesta muy rica, porque va a enriquecer nuestra vida, a cimentarla en lo esencial: En el AMOR. Gracias Jesús, porque sabes que necesitamos este cimiento del Amor, porque si no tenemos Amor nada somos, nada nos aprovecha.
Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si me falta el amor sería como bronce que resuena o campana que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios y la ciencia entera, aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el amor nada soy. Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo, pero gloriarme, si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo. No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. El amor nunca pasará. Ahora, pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor. (1ª Cor 13,8-10)
Todo pasa, solo el Amor permanece para siempre. Nos sitúa en lo esencial de nuestra vida y en una de las certezas fundamentales que se convierten en motor dinamizador de nuestra vida.
“Nada nos puede separar de su Amor” (Rm 8,35)
Solo realizamos la misión y somos generadores de Reino cuando nuestra vida se va centrando cada vez más en lo esencial. Ahí donde se va simplificando, sintetizando en una sola realidad: LA PERSONA DE CRISTO.
Es vital tener en nuestro corazón el amor como clima del Reino, pues si no tengo amor nada soy y nada me aprovecha. Por tanto, la fiesta de Cristo Rey del Universo, es el abrazo de Dios Padre a cada uno de sus hijos, nos levanta de la basura y nos hace sentarnos entre príncipes y heredar un trono de gloria, el trono del Amor, que es tener ese ambiente vital en nosotros.
Este clima de Amor se hace necesario cada vez más en nuestro corazón, en la medida que van pasando los años, vamos recorriendo etapas, necesitamos tener este Amor de Dios en nuestro interior. Pero, también lo necesitan nuestros hermanos.
Y ahora, así te habla Yavé, que te ha creado, Jacob, o que te ha formado, Israel. No temas, porque yo te he rescatado; te he llamado por tu nombre, tú eres mío. Si atraviesas el río, yo estaré contigo y no te arrastrará la corriente. Si pasas por medio de las llamas, no te quemarás, ni siquiera te chamuscarás. Pues yo soy Yavé, tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador. Para rescatarte, entregaría a Egipto Etiopía y Saba, en lugar tuyo. Porque tú vales mucho a mis ojos, yo doy a cambio tuyo vidas humanas; por ti entregaría pueblos, porque te amo y eres importante para mí. No temas, pues, ya que yo estoy contigo. (Is 43,1-5)
Entrar en esta experiencia de Amor afectivo y efectivo que responde a nuestras necesidades y fortalece nuestro ánimo para no desistir ante la adversidad, ante las vicisitudes de la vida ordinaria que se nos presenta, el Señor nos habla para que tengamos Amor en nuestro corazón. “Y ahora así habla el Señor, que te creó y que te formó”: ¡No temas! Porque yo te he rescatado. El amor se hace vital en nuestro interior cuando experimentamos los retos y desafíos a la hora de amar, que bueno es Señor escuchar que nos dices: no temas, casi con esta palabra nos podemos quedar. No temas, si te escucháramos más, si te creyéramos más. Enséñanos a vivir de tu Palabra.
Yo te he rescatado… Cimentar nuestra vida en tu Palabra amorosa nos hace tener confianza en ti, porque hemos experimentado otros momentos que tu ciertamente nos has rescatado de tantas situaciones de conflicto, de desacuerdos, de no saber cómo amar, de nuestro egoísmo y orgullo que a veces se antepone a tu Amor y tu Amor en nosotros no tiene la primacía.
Gracias Jesús porque solo tu Palabra nos transmite el Amor que genera un ambiente de Reino en nuestro corazón.
Tú eres mío. La vida se torna en servicio en los hermanos cuando tú te vives como mía, como mi pertenencia, cuando te sientes que eres del ALGUIEN, que no eres del trabajo, ni para el trabajo, no eres de los problemas o para los problemas, ERES DEL AMOR. Aunque pases por las aguas no te ahogaras, aunque pases por las llamas no te quemarás ni si quiera te chamuscarás, porque yo estoy contigo.
Vivir con clima de Amor en el corazón, con este clima de REINO en nuestro corazón es capacidad de enfrentar la vida desde la fuerza del Amor; los problemas se nos ahorran, pero el cómo vivirlos es importante, cada quien los enfrenta como quiere y nosotros que tenemos fe ¿Cómo queremos enfrentarlos? ¿Huyendo o haciéndole frente desde el Amor? Por eso, nos dice: YO ESTOY CONTIGO.
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