Quien ha gustado la Palabra no puede guardársela.
1 Juan 1, 1-4 “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida, —pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la Vida eterna, que estaba vuelta hacia el Padre y que se nos manifestó— lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos esto para que nuestro gozo sea completo” (1Jn. 1,1-4). Gracias Señor por el llamado tan grande que nos haces, tan lleno de amor que confía y quiere hacer de nuestra vida una constante anuncio, porque no hay alegría más grande que darte a conocer, llegar a los hogares, a las personas, y darles la Buena Nueva, la Palabra que es Vida. Gracias porque Tú te encargas de ponernos en el camino de nuestros hermanos necesitados de Vida, de los que han perdido la esperanza, de los que viven su fe como algo tradicional y sin alegría, en la de otros que viven su apostolado mas como una carga que como motivo de alegría, a tantos que viven su ser católicos como un titulo, a los que no les atrae nada, a lo que no quieren vivir, a los que están cansados, agotados de sobrevivir. Nosotros podemos darles nuestro testimonio con gozo, con convicción verdadera de haberte experimentado en nuestra vida, de manera real concreta, de que hemos palpado la Palabra, la hemos visto pasar por nuestra vida, hemos sentido el gozo y la alegría más grande haber hallado nuestra identidad verdadera, el sentido de nuestra vida, sentirnos vivos de verdad, amados, acompañados, seguros de estar ya, de andar por el Camino, la verdad y la Vida para siempre. Señor qué bueno es poder dar testimonio a nuestros hermanos de tu grandeza, poder decirles “el Señor ha estado grande con mi vida y por eso estoy alegre, y lo anuncio con alegría. (Sal. 125,3). Había algo que le preguntaba esta mañana al Señor ¿Porque tenemos esa sed grande de anunciarte después de orar con tu Palabra? El Señor me daba la respuesta: No nos podemos callar porque es demasiado grande lo que hemos recibido y es grande porque es Dios mismo quien ha querido hacer de nuestra vida su morada, su lugar de anuncio, por eso se entiende que hay esa necesidad grande de anunciarlo tanta que uno no se puede callar, si no, sientes que te ahogas, porque te abarca de tal manera que hasta te sobrepasa la urgencia, la necesidad de darlo a conocer. El que lo ha experimentado sabe que cuando damos la Palabra sentimos la alegría de haber cumplido con el propósito de la Palabra. “La Palabra no volverá a mí sin haber hecho lo que yo quería y haber llevado a cabo lo que le encargué” (Is 55,10) La Palabra recibida no solo nos hace discípulos, nos hace misioneros este es el encargo de la Palabra que va dando vida y dando frutos en todo el que la recibe con fe con esperanza, con amor. La Palabra que recibimos está destinada a darse, a seguir su camino, es Palabra peregrina que se queda en mi vida y la plenifica, la sacia, la colma de bienes, pero también alcanza hasta para dárla así es la obra multiplicadora del Señor por eso Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos” (1Jn. 1,3). Lo que damos es una experiencia de vida, no son conocimientos teóricos, es la Palabra que hemos saboreado viva orada, vivida, en medio de la cruz, pero que nos ha hecho sentir la diferencia entre sufrir por sufrir, y sufrir por amor para que a otros les llegue la vida. esto es lo que anunciamos palabra experimentada victoriosa que nada ni nadie la pudo vencer, el mal no tiene poder en la vida de las personas que oramos con la Palabra que la trabajamos en nuestra vida, que la dejamos “ser” estar a sus anchas en nuestro corazón para que vaya desplegándose a su gusto, le entregamos nuestra voluntad, luchamos por serle fieles a pesar de nuestras debilidades. Esta es la fuerza de nuestro anuncio, la victoria que hemos conocido, palpado, tocado, visto, que nadie nos ha contado sino que costó sudor, sangre, lágrimas vivirla, pero que nos devolvió la vida, no hay otra forma de anunciar el Evangelio, solo transmitir lo que hemos recibido a partir de nuestra experiencia de fe. Cuando anunciamos lo que hemos visto y oído acerca de la Palabra de Vida, hacemos a otros participes de nuestra comunión con el Padre y con su hijo Jesucristo, por eso es necesario y urgente tocar con nuestras manos, ver con nuestros ojos a la Palabra de Vida, a Jesús, cultivar una fe viva, para presentar a Jesús vivo entre nosotros, y no solo hablar de El, sino anunciarle de tal modo que los demás quieran tener ese encuentro personal con El, A mi una de las cosas que mas me alegra es decirles a mis hermanos como Juan el bautista: "Si, yo lo he visto" (Jn 1,32), personalmente lo he tocado, me he dejado tocar por El, es verdad, ¡Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Único, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Todo el que crea en él tendrá por él vida eterna. (Jn 316) ¡¡Asi te ama Dios!! cree en El, yo he conocido la salvación, la vida, la alegría el gozo mas grande en el trato con El, en dejarle guiar mi vida, en dejarme tocar en mis debilidades, en verle hacer los milagros mas grandes en mi y en muchas personas por la Palabra de Vida. "En verdad les digo: El que escucha mi palabra y cree en el que me ha enviado, vive de vida eterna …porque ha pasado de la muerte a la vida".Jn 5,24, Escucharle es tocarle, es palparle, es amarle, es dejarle que te haga nacer de nuevo, pasar de la muerte a la vida, la Palabra es Vida, que regenera, que reengendra por eso al que le escucha con fe le hace renacer, ser una persona alegre, que contagia la vida, que da ganas, que provoca seguir a Cristo. Gracias Señor por el regalo de la oración, de la mision, por hacerme discípula y misionera de tu Palabra. "Yo no te conocía, pero ahora se que mi bautismo con agua y mi venida misma eran para Ti señor para que te diera a conocer” (cf Jn 1,31) Que nuestra madre bendiga nuestro discipulado y misión con la fidelidad a la escucha de la Palabra que es Vida. Dios nos bendiga. nila |
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